-bueno explícanos-le pidió Shana. Anya miraba por la ventana del taxi
como salían de aeropuerto.Se dirigían a una casa apartada del centro de la
ciudad y tardarían bastante en llegar . El lugar donde iban estaba en el camino
contrarió hacia la guarida de la secta, pero estaba dispuesta a esperar unos
días más solo para saldar esa deuda.
-veréis-empezó a explicar-al descubrir que los Dragones Negros se
encuentran en París, he echo memoria de las investigaciones que hice
anteriormente. Aquí vive un viejo amigo que me engañó y me ocultó información
para hallar a esa secta, no quedará impune su engaño.- Apretó el puño con
fuerza. Tanto tiempo desperdiciado y habiendo estado tan cerca.
-¿y para qué nos necesitas?-preguntó Victoria más interesada.
-su casa está rodeado por guardias y tiene vigilancia por todos los
rincones, ahora entiendo el porqué, si se ha atrevido a engañar a más gente
debe de tener más de un enemigo,-las miró con atención-el caso es que si sabe
que soy yo ,huirá. Tenéis que deshaceros de los guardias y entrar en la casa para
apagar las cámaras antes de que él se dé cuenta, yo me encargaré del resto
Victoria y Shana cruzaron una mirada.
-esto es a lo que yo me dedicó-respondió Shana-estoy dispuesta a hacerlo
, por más dinero, por supuesto
Anya sonrió al escucharla y aceptó. Esta sicario de las calles quería
dejarle los bolsillos bien vacíos.
-yo no tengo nada mejor que hacer, aunque la idea de ayudarte no es muy
alentadora-dijo Victoria haciéndose una trenza con su melena negra-quizás si me
dijeras por qué tanto afán por encontrar a esa secta estaría más inspirada en
la acción
-y un cuerno-replicó la mestiza-no te necesito
-vale, vale-dijo apaciguadoramente la Shellam mientras reía y se echaba
la trenza hacía atrás una vez acabada-participaré, todo sea por una experiencia
más que contaré a mis nietos
Shana abrió los ojos al escucharla. No se imaginaba a esa menuda chica
embarazada y tejiendo frente al fuego. Los vampiros no podían tener hijos, eran
convertidos por otros ¿los Shellams sí? Todavía se sabía pocas cosas sobre
algunas razas, un ejemplo eran los Shellams que se mantenían en secreto lo
máximo que podían.
No se imaginaba un mundo sin magia ni criaturas diferentes, se había
criado cuando la tierra entera estaba revolucionada con el descubrimiento, y
nunca tuvo una abuela o familia que le contará anécdotas de otros tiempos. Se
le hizo un mal sabor en la boca, sentimentalismos que rechazaba con todo
fervor, eso la hacía débil.
-tardaremos unas horas en llegar-informó Anya mirando el sol en lo alto
del cielo.-acomodaros
-eso será difícil-Victoria miró desdeñosamente el viejo taxi y
resopló-iríamos mucho más cómodas en una de mis limusinas
-te recuerdo que te has escapado de tu casa-dijo Shana poniendo lo ojos
en blanco tras el comentario de la princesa- tendrás que acostumbrarte a no
tener lujos, y da gracias que tienes dinero y no vas a pasar hambre ni a dormir
en un callejón, eso sí es una aventura,-añadió evocando algunos de sus
recuerdos de cuando era niña- pelear por un trozo de algo comestible y dormir
con un ojo abierto por miedo a que otro cualquiera te mate, las aventuras, como
tú las llamas, no se buscan; te encuentran
Victoria se quedó en silencio midiendo las palabras antes de hablar. De
repente ya no estaban bromeando y la conversación se había vuelto bastante
seria.
-tienes razón, supongo que “aventura” es solo un nombre, yo lo único
que quiero es ver el mundo desde otro ojos, hacer cosas que nunca pude hacer y
liberarme de las cadenas que he tenido desde que nací, las responsabilidades,
la dura enseñanza, las estrictas reglas-suspiró-sé cual es mi deber, he tenido
privilegios con los que la gente sueña ,pero quiero vivir fuera de eso, y este
es mi última oportunidad
-¿por qué es tú última oportunidad?-no pudo evitar preguntar Anya. Se
mordió la lengua en cuanto las palabras salieron de su boca, lo que menos le
convenía ahora era estrechar lazos con una rara vampira.
-te lo contaré cuando tú nos reveles por qué quieres encontrar a los
Dragones Negros-respondió sonriendo como una niña traviesa. Le estaba
devolviendo la de antes.
Anya se encogió de hombros y miró hacia la ventana desconectando de la
conversación.
-aun así-añadió Shana-es mejor tener esas reglas de las que hablas y
poder comer todos los días, no sabes lo que es cuidar de otras personas cuando
no tienes ni para ti, aunque debo admitir, que no podría vivir enjaulada por
mucho dinero que tuviera
-vidas totalmente diferentes, mi familia lleva existiendo desde el
albor de los tiempos y siempre tienen la mira puesta en la nueva reina o rey,
tienes que estar a la altura de lo que esperan de ti, no siempre es fácil
Shana soltó una risa áspera.
-ni siquiera conozco a mis padres,
-¿no?-intervino Anya, demostrando que aunque aparentaba no estar
interesada ,lo oía todo.
-¿acaso crees que vivo en las calles y hago lo que hago porque me gusta?-ante
el silencio de ambas Shana casi se echó a reír-conocéis muy poco de la vida
aunque hayáis vivido más que yo, y aunque no lo creáis yo he tenido suerte,
muchas otras han acabado mucho peor
Anya casi se ofendió cuando dijo que no sabía nada de la vida, ella,
que conocía tanto el bien como el mal de las criaturas, que sabía cosas sobra
la existencia que solo sabían los ángeles o los demonios. Pero pensando
fríamente, tuvo que reconocer que solo había vivido entre los humanos esos
pocos meses desde la muerte de sus padres, y lo que había visto de la vida de los humanos había
sido desde arriba sin pertenecer a ella. Al igual que le pasaba a Victoria, no
había sufrido las penas ni las crueldades de la raza humana, las cuales podían
ser muchas. Sin embargo, eso no quitaba que no hubiera sufrido, el rechazo,
esconderse continuamente, la soledad y ahora la muerte de sus padres, la habían
convertido en una chica dura que, había afrontado demasiadas penas siendo tan
joven. No sabía como había sido la vida de la Shellam, pero como bien sabía de
sus padres, vivir tantos años a veces era una maldición, vivían tantas cosas
malas que a veces las buenas parecían insignificantes. Así que allí estaban,
tres chicas con pasados horribles y seguramente con un futuro igual de malo.
Varias horas después llegaron a su destino, le pidieron al conductor
que las dejara a las afueras algo alejadas de la casa para no ser vistas y Anya
pagó la enorme suma que les pidió por el viaje.
-¿dónde estamos?-preguntó Shana mirando a su alrededor. Tan solo se
veía el carril bastante abandonado y totalmente desierto, y árboles en los dos
costados.
-el final del carril da a la casa que ya os he dicho pero tendremos que
ir por el bosque para no ser vistas
-me ensuciaré -se quejó Victoria
mirándose las botas de diez centímetro de tacón
-la que quería aventuras-se burló Shana siguiendo a Anya que se
introdujo en el bosque.
Victoria sonrió siguiendo la broma y se encogió de hombros, podía
prescindir de las botas si se estropeaban demasiado ,aunque eran una de sus
favoritas.
-por cierto-añadió ,apartando una rama y pasando por debajo-cuando
lleguemos a la capital ¿podemos ir de comprar?, cuando me fui no cogí apenas
pertenencias y vosotras tampoco tenéis equipaje
Anya escuchó el sonido de los grillos, de los pájaros y otros animales
que indicaban la presencia de los humanos o de cualquier otra cosa en medio de
ese bosque. La naturaleza, si sabías
escucharla, podía darte mucha más información de lo que la gente piensa, si
estabas atenta los animales , ellos te ayudarían. Pero la mayoría de las
criaturas no querían parar un momento y escuchar a su alrededor, ella aprendió
eso de su madre, los ángeles tenían más bondad por las animales que por los
humanos, y por lo que conocía Anya, tenían razón.
-no me ignoréis-dijo Victoria aparentemente irritada. Anya cambió de
dirección y siguió sin contestar.
-no me gusta gastar mi dinero ni mi tiempo en ir de compras-adujo Shana
Anya estaba de acuerdo con ella, al menos ahora, aún recordaba las
tardes con su madre por las tiendas, eran buenos recuerdos.
-que aburridas
Shana casi sonrió al escucharla, parecía una niña pequeña en vez de una
princesa de una de las razas más peligrosas. Siguiendo a Anya que zigzagueó a
través de los árboles, Shana tropezó con
varias raíces que eran tan grandes como piedras, este no era su territorio y se
sentía extraña, ella estaba acostumbrada
a la ciudad, a los callejones y al tráfico ,no al medio ambiente. Pisó una lata
de coca-cola y después sus pies chocaron con una botella de cristal de alguna bebida
alcohólica.
-cogería a los niñatos que han tirado aquí la basura y los dejaría
atados en un árbol una semana para que aprenderían-maldijo la mestiza.
Las palabras vehementes de Anya sorprendieron a las otras dos, las
cuales luchaban por seguir su paso y mantener el ritmo.
-tampoco es para tanto-dijo Shana- se pegarían una fiesta y luego ni
siquiera podrían con su cuerpo, menos todavía para ponerse a limpiar
Anya bufó despectiva.
-se nota que eres humana, vuestra raza no sabe cuidar la Tierra, no se
adapta a ella como el resto de las criaturas, no, ella intenta cambiarla a su
beneficio, y con ello acabará destruyéndola
-aunque no me gusta estar de acuerdo con ella-comentó Victoria con
tacto- tiene razón, llevo muchos más años de los que pensáis en este mundo y he
visto los cambios operados en él, casi todos para peor
Shana nunca había pensado en nada de eso, claro que había escuchado
hablar de la contaminación y todos esos problemas medio ambientales pero cuando
luchas por sobrevivir día a día deja de importante el resto del mundo, el resto
de las personas y solo buscas tu beneficio, como había dicho Anya. Ella tenía
razón, los humanos no se conformaban con lo que tenían alrededor, nunca.
Entonces miró ese bosque de otra forma, viendo la belleza del lugar iluminada
por el sol de la tarde, sintiendo la energía correr a través de ese sitio y
respirando el aire sin contaminar, eso era algo que jamás se había parado a
hacer.
-supongo que tenéis razón-admitió pasados varios minutos.-no es ningún
secreto el daño que estamos haciendo a nuestro propio planeta
La charla cesó el resto del camino y siguieron andando por el difícil
camino y sorteando las ramas más bajas, en poco tiempo llegaron hasta la casa.
Se quedaron a cierta distancia observando a los guardias que rondaban por la
casa.
-yo me encargaré de las cámaras, entretenlos mientras yo las desactivo.
Con mi velocidad será difícil que me atrapen -dijo Victoria pensando en un plan
mentalmente
-de acuerdo-accedió la sicario-creo que no me vendrá mal algo de acción
-no tardéis-pidió Anya, aunque lo hizo con voz autoritaria-no soporto
quedarme al margen
Victoria y Shana se sonrieron, empezaba a ser costumbre delinquir
juntas, y no estaba del todo mal.
Shana se adelantó saliendo del bosque donde los guardias podían verla.
No se dio prisa por llegar a ellos, estaba tomando nota de todo a su alrededor.
Dos guardias en la verja de entrada, dos más en la puerta, otro en el tejado, en la ventana del segundo
piso, y escondido tras un árbol. Todos armados, con pistolas de corto alcance.
Cámaras en todas las esquinas y entradas de la casa. Demasiada vigilancia para
ser un hombre cualquiera. Shana giró su cuello haciéndolo crujir.
De vuelta al trabajo.
Antes de que los dos guardias
pudieran reaccionar ella sacó sus dos espadas hiriéndolos a ambos, la lluvia de
disparos comenzó. Sin perder tiempo se impulsó usando de apoyo la valla y fue
saltando en zic zac por la pared hasta que entró dentro del recinto. Corrió
intentando esquivar las balas que resonaban por encima de su cabeza, quitándose
lo que parecían dos horquillas del pelo pero que eran tan afiliadas como
pequeños cuchillos, las lanzó hacia los otros dos guardias antes de que
estuviera lo suficientemente cerca para que
acertaran a matarla. Con su puntería perfecta incrustó las dos pequeñas
armas en las tráqueas de esos dos guardias. Se escondió tras un árbol, pensando
por donde ir, quedaban como mínimo tres, que después de haberse escuchado los
disparos deberían de haber alertado a los demás. Las ventanas, el tejado y en
el jardín, iba a estar difícil entrar dentro. Difícil pero no imposible.
De repente algo llamó la
atención de todos, Victoria acababa de abrir las puertas de la verja de una
patada. Todas las balas se dirigían ahora a ella y Shana aprovechó para correr
hacia la entrada. Mientras la Shellam esquivaba cada bala con la delicadeza de
una bailarina de ballet ,Shana ya había entrado en la casa. Se encontró con un
hombre que comenzó a disparar nada más verla. Moviendo la espada a una
velocidad vertiginosa consiguió parar las balas hasta que él se quedó sin,
asustado como el que más retrocedió varios pasos intentando escapar, pero ya
era demasiado tarde, la sicario lo mató con solo un movimiento. Más hombres
aparecieron saliendo de varias puertas, Shana corrió por el largo pasillo
esquivando y a la vez matando a cada uno de ellos con movimientos precisos y
mortales. No necesitaba armas de fuego para ser tan letal como ellos.
Al llegar al final del pasillo paró para respirar, tan solo tenía un
par de rasguños y no sabía si sentirse satisfecha o frustrada, siempre pasaba
igual, no había ningún reto en esto.
La puerta se volvió abrir y ella se dio la vuelta a la espera de los
ataques, no pasó nada, todo estaba terriblemente silencioso. Una ráfaga de aire
entró de repente removiéndolo todo, era Victoria que corría a tanta velocidad
que apenas podía captarse con el ojo humano.
-¿por qué este silencio?-preguntó Shana atenta a cualquier sonido
-es difícil que los muertos hagan mucho ruido
-emm tienes...- Shana se señaló la comisura del labio
-lo siento-dijo Victoria algo avergonzaba mientras se limpiaba los
restos de sangre-gracias, bueno voy a terminar el trabajo, aún no desactivé las
cámaras
-¿y yo que hago mientras?-preguntó Shana. Normalmente tenía un plan o
un objetivo, pero su parte de la misión ya había terminado. Que aburrido
-cotillea por la casa- y desapareció en una mancha borrosa a través de
las escaleras.
Victoria recorrió la segunda planta en apenas unos segundos hasta que
llegó al cuarto de seguridad, era pequeño, oscuro, con una pared completa de
pequeñas pantallas y estaba vacío. Entró mirando alrededor por si había alguien
escondido, pero no apareció nadie. Se sentó en la silla mullida y comenzó a
teclear en los controles, probando una y otra vez hasta que fue desactivando las
cámaras una a una.
-no te muevas-ordenó una voz a su espalda
Victoria lo ignoró, solo le quedaban cuatro cámaras.
-he dicho que no te muevas
-mira, no me entretengas que estoy apunto de acabar, solo me faltaba
que la rubia arisca que está esperando crea que no soy capaz de hacer algo tan
sencillo
El hombre disparó a una de las pantallas rompiendo el cristal.
-¿quieres que te mate?-preguntó él, amenazándola
Victoria suspiró. Dos cámara menos.
-no podrías ni aunque quisieras-replicó ella bastante aburrida del
hombre que la apuntaba con un arma.
Una cámara.
-se acabó-y él le disparó.
Victoria notó el disparó en la espalda justo cuando presionó el botón
que apagaba la última cámara. Al principio no se movió, el disparo solo le
había ocasionado un cardenal pero la había cabreado, mucho.
Se levantó sin girarse ,y el hombre ,horrorizado porque ella seguía
viva ,disparó más veces, Pero esta vez Victoria las esquivó. Cuando el arma se
descargó al quedarse sin balas la Shellam lo cogió del cuello y lo sostuvo
contra la pared, sacó los colmillos pero no llegó a morderlo.
-tienes suerte de que ya haya cenado-y tocando un punto exacto del
cuello lo dejó inconsciente.
Anya salió del bosque esperando que ya hubieran desinstalado las
cámaras, quería pillarlo desprevenido, pero si no lo habían echo ya, le daba
igual. Pasó el jardín y el pasillo viendo el rastro de cuerpos muertos que habían
dejado sus dos acompañantes. No le hizo falta buscar por las habitaciones ,sabía
donde encontrarlo . Subió al tercer y último piso donde toda la planta era una
única habitación. Al abrir la puerta se encontró con un hombre sentado en un
sillón mirando directamente a la puerta con una copa de vino en las manos.
-tenía curiosidad por saber quien se había atrevido a invadir mi
casa-sonrió mientras ella entraba y cerraba la puerta tras de si-¿por qué tanto
alboroto ,Anya?
-la pregunta es ¿para qué tanta seguridad si no te sirve de nada?
-mantiene a los chismosos alejados, no me gusta que me molesten
Detrás de él ,el fuego ardía en una chimenea de ladrillo, la luz que
expandía mezclada con las sombras del cuarto, ya que no había ninguna luz
encendida, daban a sus rasgos una dureza de la cual pasaría desapercibida a
plena luz del día, más aún si mostraba sus alas de ángel. Su pelo era castaño y
sus ojos marrones uno o dos tonos mas claros daban el aspecto de un hombre
joven y afable. En cambio su complexión
ancha, te hacía tener cuidado con él.
-aún no has contestado a mi pregunta-afirmó él tras probar el vino de
su copa
-¿no lo sabes, Alejandro? Suelo molestarme cuando me engañan y tú lo
has echo
Alejandro rió.
-preciso de más información, si no te importa
-los Dragones Negros-especificó ella-sabes que se encuentran en esta
misma ciudad y aun así no me lo dijiste
-no te engañé solo omití información
Anya se enfadó. Extendió sus alas y de un salto voló hasta el otro lado
de la habitación quedando enfrente de él, tan cerca que sus narices casi se
tocaban.
-¿por qué? Y dime la verdad
No dijo la amenaza que faltaba, dime la verdad o si no te mataré, pero
él lo entendió sin necesidad de las palabras. Solo que no lo atemorizó los más
mínimo.
-intentaba protegerte, le debía un favor a tu madre y sea quien fuere el que mató a tus padres, un
ángel y un demonio de tanta edad, no podrás con él
-ese es mi problema-se alejó unos pasos de él mirando el lugar donde se
encontraban. No le creía en absoluto-¿Alejandro, a quién le debes lealtad?
La pregunta le sorprendió.
-¿yo? A nadie, sabes que vivo aislado
-¿y honor?¿qué pasa con tu honor?
-el honor es muy relativo, depende de cada persona
Anya asintió esperando que fuera verdad. Sabía que como ángel no tenía nada
que hacer contra él ,ya que sus habilidades y su poder superaban el de ella con
creces, pero Anya tenía esa parte de demonio con la que podía jugar a su
antojo.
Volvió a ponerse enfrente de él con los ojos al mismo nivel. Iba a usar
el truco de los ojos. El otro ángel quedó bajo su hechizo sin apenas
resistencia, no se lo esperaba, nadie lo hacía.
-aquellos que no tienen honor, que no son leales a alguien o a algo
,como a sus principios, son presa fácil,-le informó aunque no serviría de nada,
le haría olvidar su visita cuando terminara con él-ahora me dirás la verdad,
empecemos ¿sabes algo de la muerte de mis padres?
-no
Se lo imaginaba pero tenía que intentarlo.
-¿por qué te has aislado? No es lo típico en nuestra raza
-hay rumores
-¿qué rumores?
-todos los poderosos se están preparando, una guerra se avecina, no
entre demonios y ángeles, mucho mayor
Anya se quedó pesando en esa respuesta. Una guerra. No era lo que había
venido a buscar y mucho menos pretendía participar en ella, al igual que
Alejandro, Anya no seguía los dictados de los ángeles o el de los demonios. Pero
en su caso había tenido que vivir así por obligación, en cambio el ángel
sentado en frente lo había elegido, ¿sus razones? Solo él las sabía.
-¿qué más sabes sobre esa guerra?
-nada, nadie está seguro de nada, pero algo malo debe estar sucediendo
para que ángeles y demonios creen una tregua
Anya estuvo de acuerdo.
-una última cosa, ¿por qué no querías que encontrara a los Dragones
Negros?-eso era lo importante. Por eso había venido.
-no quiero tener nada que ver con ellos y si te enviaba acabarían descubriéndolo-tubo
que concentrarse con más fuerza para que él contestara, su voluntad no era tan
débil como la de los humanos.
-¿un criatura como tú, teme a una organización de espías humanos?
-¿quién dijo que eran humanos? Si así fuera abrían muerto nada más
comenzar, entre sus participantes ahí todo tipo de criaturas
Anya debería habérselo esperado, haber pensado en eso, pero no lo hizo.
De todas maneras no la haría cambiar de opinión, solo estaría más preparada.
-adiós Alejandro, ah, que tonta soy, no puedo dejarte sin castigo ¿no
crees?
Fue hacia la mesa sabiendo que tenía a Alejandro controlado, si no
fuera así, no estaría tan loca como para darle la espalda. Agarró el abre
cartas que había sobre el escritorio y lo llevó hasta él.
-quiero que te lo claves en el abdomen
Él movió las manos acercándose el filo del abre cartas hacia su cuerpo
pero no llegaba a hincárselo. Anya acercó sus labios hasta la oreja de él
concentrándose todo lo que podía para mantener la mente de Alejandro bajo sus
órdenes, le estaba costando y luego tendría un terrible dolor de cabeza, pero
valía la pena.
-hazlo
Sus esfuerzos dieron resultado cuando el arma improvisada rajó su piel
y se incrustó en su interior.
-bien hecho, no quiero que te muevas ni que lo saques hasta que...-se
mordió el labio mirando la sangre que salía. Luego observó por la ventana como
había anochecido y el tiempo que tardarían en salir de allí.-hasta que
amanezca-eso no lo iba a matar ni mucho menos, no era tan fácil acabar con un
ángel, pero le molestaría lo suficiente para cabrearse, y sobre todo sabía que
heriría su orgullo-¿sabes? No te voy a borrar este recuerdo, aunque luego serás
capaz de causarme muchos problemas, pero la satisfacción de que me recuerdes
así es demasiado tentadora. La próxima vez te pensarás mejor a quien traicionar
– y salió de allí.