Las tres se
tiraron al suelo.
-hay que salir
de aquí- dijo Anya, hacía las otras dos por encima del sonido de las balas
Gatearon por el
sucio suelo, mojándose con los charcos de agua y bebidas sucias hasta salir de
la calle. El corazón de Shana latía en su garganta tan fuertemente que creía
que se le iba a escapar. En vez de que el miedo la paralizaba tragó con fuerza
y haciendo acopió de valor se levantó nada más pasar la curva y echó a correr.
Las otras dos iban a su lado corriendo incluso más que ella llevando tacones en
los pies. Victoria miró hacía atrás para cerciorase de si las seguían. Estaba
apunto de pararse e ir a mirar, al fin y al cabo, no corría de las balas, había
parado la otra sin apenas inmutarse. Pero estaba casi segura de que sino iba al
mismo paso que las otras dos humanas las perdería, y se estaba divirtiendo. Con
esas chicas que no paraban de meterse en problemas , tenía alguna aventura asegurada.
Quería disfrutar al máximo cada segundo que tenía fuera de su casa y de sus obligaciones
como princesa Shellam. Estaba deseosa de saber que le esperaba los próximos
meses. Con esos pensamientos y una sonrisa en su rostro siguió corriendo sin
cansarse ni lo más mínimo, una de las características de su raza era la
velocidad. Para ella eso era como dar un paseo.
Siguieron sin
disminuir la velocidad hasta que no supieron donde se encontraban y los
pulmones les ardían debido a la falta de aire.
-bueno ¿ qué ha
sido eso?- preguntó Anya entre jadeos, no estaba acostumbrada a correr
-parece que
alguien intenta matarte- respondió Victoria hacía Shana ,que se había sentado
en el suelo con las manos apretándose el pecho y luchando por coger aire .No
contestó pero asintió con la cabeza-¿tienes idea de por qué?
-no, bueno,
puede que sea por el dinero
-¿qué
dinero?-volvió a preguntar la Shellam
-el que ofrecen
por su cabeza, cincuenta mil euros- contestó Anya por la sicario
-supongo que es
mucho ¿no?, he sido rica toda mi vida, nunca me fijo en el precio de las cosas,
Shana miró a
Victoria con la boca abierta sin esconder su asombro.¿ Cómo de rica tiene que
ser una persona para que no se interese por el dinero? Eso era algo que su
mente no era capaz de imaginar.
-bueno, si ya
estamos seguras ,hay un avión que coger-intervino Anya tras el silencio que se
había formado y las miradas atónitas de Shana hacía Victoria
-sí, vamos
Shana y Anya se
dispusieron andar. Victoria las siguió.
-creo que
quedamos en que no venías -replicó Anya deteniéndose
Victoria sonrió
sin amilanarse un ápice. Shana en cambio ignoró a las dos poniendo los ojos en
blanco. Les recordaba a Paloma y Sandra, una rubia, otra morena, una siempre
seria, la otra riendo, las dos siempre peleando. Se interesó más por el lugar
donde estaban. En ese momento no lo reconocía ,pero estaba segura de que si
recorría los alrededores acabaría por recordar.
-creo que acabo
de salvarle la vida a ella-dijo Victoria señalando a Shana y devolvió la vista
hacía la otra, era la más arisca.- me debe una
La chica rubia
resopló cruzándose de brazos. Las miradas que le lanzaba a la Shellam eran de
todo menos bonitas.
-que te la pague
en otro momento
-no- negó Shana
interviniendo y poniéndose en medio de las dos, parecía que no tardarían en
pelear y cogerse de los pelos -yo siempre pago mis deudas, si quiere venir,
vendrá-sentenció, aunque no era lo que en verdad le apetecía. Pero que otra
cosa podía hacer ,le había salvado la vida. En su interior rogaba que Anya
aceptara. No podía permitirse perder ese trabajo. Si supiera rezar lo estaría
haciendo ahora mismo en su cabeza, tenía
que devolver el favor que le debía , esa
era una de sus pocas reglas personales. En concreto la tercera; siempre
saldar sus deudas o favores. No conviene
dejarlos para más tarde, siempre aparecían cuando menos te lo esperabas y
multiplicadas por diez.
-maldita sea-
masculló Anya pegando una patada a la pared más cercana -de acuerdo, pero solo
hasta que encontremos a los Dragones Negros
, luego nos separaremos las tres
-bien-exclamó
Victoria contenta como un niño en navidad-¿he oído decir que ibais a Francia?
-sí-contestó
Shana y se presentó, luego hizo lo mismo con Anya que no hacía nada por
disimular su enfado.-¿podréis estar aquí dos minutos mientras voy averiguar
donde nos encontramos?
-por
supuesto-aceptó Anya con rapidez
-¿sin que alguna
acabe muerta?-especificó la ladrona
Ninguna contestó
-bah, hacer lo
que queráis, no tardaré-bufó ella molesta
Las dejó atrás
sin preocuparse lo más mínimo. Esa Shellam parecía capacitada de sobre para
cargarse a Anya en cinco segundos, si esta no era capaz de mantener la boca
cerrada no era su problema. Resopló quitándose uno de sus mechones rizados de
la cara. Tenía que hacer algo con este condenado pelo, le estorbaba de
sobremanera. Se mordió el labio inconscientemente mientras paseaba la vista por
las casas, si eso se podían denominar así. ¿Dónde coño estaba? Desde esa
perspectiva no podía ver más allá del final de la calle. Se agarró a la rejas
de una ventana y se subió. Luego pasó el pie hacía el
balcón de arriba,
para llegar al segundo piso. Dio un salto para sujetarse a la antena de
televisión y balanceándose con los pies se lanzó hacía el tejado. Rodó un par
de veces pero paró antes de volver a caer. Se levantó echándose el pelo hacía
atrás y sonriendo. La casa tenía tres plantas, no era muy alta, lo suficiente
para poder ver a su alrededor. Entrecerró los ojos observando las casas hasta
que alguna le resultara familiar. Sonrió al ver el cartel de luces de un bar.
El Baso Roto, lo conocía. Ya sabía donde se encontraban. Saltó de un tejado a
otro hasta llegar al sitio donde se encontraban las otras dos. Para su sorpresa
estaban calladas, sentadas en la acera, bien separadas eso si y sin mirarse.
Algo era algo. Pasó al tejado de al lado que era bastante más bajo y de ahí al
suelo. Anya y Victoria levantaron la mirada a la vez.
-¿ya?-preguntó
Anya levantándose y sacudiéndose los vaqueros
-sí, un par de
calles a la derecha y daremos a una principal,-movió la cabeza hacía la
dirección- vamos
Salir de los
callejones y conseguir un taxi no fue difícil. El tenso silencio que hubo
durante todo el camino fue algo más molesto para las tres. Aunque ninguna hizo
nada por cambiarlo. Llegaron al aeropuerto antes de lo esperado. Shana seguía
pensando como iba a hacer Anya para conseguir una plaza de avión a estas horas
y sin pasaporte, pero si había dicho que ella se encargaba, lo dejaba todo en
sus manos. Shana no había volado nunca, poco o nada sabía sobre esas cosas.
Victoria, en cambio, sí había viajado en avión innumerables de veces, sin
embargo, esta vez no era para resolver un conflicto entre los de su raza o
participar en alguna reunión de los
clanes. Los Shellam vivían a lo largo de todo el mundo y se repartían en
clanes, había un jefe de cada clan al que todos debían obedecer, pero sobre
todo debían respeto y lealtad al rey, su
padre, él era la máxima autoridad. No apartó la mirada de la ventanilla
absorbiendo todo lo que veía, no era la primera vez que estaba entre humanos,
para nada, pero sí era la primera oportunidad que tenía de experimentar lo
mismo que ellos.
Se bajaron del
taxi y Anya pagó. Una vez dentro del aeropuerto la chica rubia hizo detenerse a
Victoria advirtiéndola antes de nada.
-voy a ver
cuando sale el próximo avión hacia Metz y conseguiré el billete para mi y para
Shana, si quieres venir ,tú te encargaras de lo tuyo
Victoria estuvo
apunto de soltar una mueca despectiva pero se contuvo ¿Por qué le molestaba tanto que fuese con
ellas? No iba a dar problemas, no era una niña pequeña. Sonrió con
superioridad, al igual que hacía para tratar con los jefes de otro clanes que
cuestionaban su liderazgo.
-no te
preocupes, sabré apañármelas- y desapareció hacía los mostradores
-va a estar todo
el viaje con nosotras, deberías asumirlo ya y dejar esa rabieta, pareces uno de
los niños a los que cuido de cinco años-intervino Shana
Anya la miró con
una ceja alzada bastante molesta. Shana tenía razón ,pero odiaba no tener el
control sobre la situación. Que esa Shellam se hubiera introducido en el viaje
sin consentimiento alguno ,la cabreaba muchísimo.
-espérame en la
cafetería y tómate algo, no tardaré-dijo sin contestar nada al anterior
comentario de Shana
Encogiéndose de
hombros la ladrona hizo lo que le ordenó. Su estómago estaba de acuerdo con esa
decisión, se moría de hambre. Hacía días que no comía un plato decente. Deseó
poder darse una ducha en algún sitio, también le hacía falta.
Anya no había
montado nunca en avión, ¡tenía alas! Odiaba la idea de montar en uno de esos
cacharros. Pero era lo que tocaba, tenía que permanecer oculta hasta encontrar
a los asesinos de sus padres, y volar por medio del cielo con sus alas, que
eran muy, pero que muy fáciles de reconocer, no facilitaría ese propósito. Un
chico que trabajaba allí pasó por su lado. Llevaba un uniforme de seguridad.
Anya lo paró agarrándolo del brazo. El hombre la miró con hosquedad frunciendo
el ceño. Ella usó su sonrisa más angelical. Era hora de usar su lado negro. Los
demonios sabían engañar para conseguir lo que querían y el lado que siempre
intentaba ocultar salía en estas situaciones. Lo miró a los ojos
transmitiéndole lo que quería. No era control mental ,pero cuando los demonios
usaban sus ojos , los humanos simplemente no podían evitar complacerlos en su
petición. Y aunque no solía relacionarse con demonios sabía que la treta de los
ojos no se usaba usualmente, era demasiado sencillo. Los demonios al vivir tantos
años, al igual que los ángeles, buscaban retos para divertirse. Además de que
usar el truco de los ojos no era muy fiable, ya que cuando se cumplía la misión
,los humanos lo recordaban todo.
-necesito
embarcar en el primer avión hacía Metz,
-no hay aviones
hacía esa ciudad, tendrá que parar en París y luego coger otra avión-contestó
el guardia con voz monótona
Anya sonrió.
-bien,
consígueme todo lo necesario,-le ordenó con voz dulce,-dos billetes-suspiró
pesadamente al acordarse de la Shellam-que sean tres, y rápido
Soltó el brazo
del hombre y este fue directo a realizar
su pedido.
Victoria se
sentó en una silla al lado de Shana. La cafetería estaba casi vacía a esas
horas de la noche. La sicario levantó la vista del bocadillo que estaba
comiendo pero al ver que Victoria no decía nada, volvió a prestar toda su
atención al plato. Victoria estaba molesta. No había podido conseguir un
billete. Cuando preguntó en taquilla no se pudo creer la enorme suerte, había
un avión que salía hacia París dentro de un par de horas. La mala suerte llegó
cuando vio que estaba completo. Aquí se acababa el viaje. Ella no había
conseguido un sitio en el avión, y la chica rubia malhumorada tampoco lo
conseguiría.
Al menos eso
había creído hasta que Anya apareció en la cafetería y tiró sobre la mesa tres
billetes de avión hacía Metz.
-ahí tenéis los
billetes-dijo Anya sentándose también en la mesa-saldremos dentro de una hora
Victoria miró
los billetes y de nuevo a Anya. Billetes. Anya. Billetes. Anya ¿cómo lo había
conseguido? No quedaban más. Shana cogió uno pero apenas lo miró. Se lo guardó
en el bolsillo trasero y siguió comiendo. Victoria no quiso seguir pensando en
cómo los había conseguido, ahora estaba más concentrada en saber por qué había
traído tres billetes. ¿uno era para ella? Lo dudaba. Y antes la desangraban
gota a gota que preguntárselo. Se levantó de la mesa ocultando su fastidio.
Anya la vio ,y sonrió para si. La orgullosa princesa Shellam no iba agachar la
cabeza y pedirle un billete.
-Victoria- la
llamó antes de que se fuera y se giró hacía ella con los billetes en la mano-
¿quieres uno?-preguntó sonriendo-les quedaba un sitio libre y pensé que no te
vendría mal un ayudita
Victoria le
enseñó los colmillos y los iris de sus ojos de alargaron hasta obtener la forma
de un diamante. Iguales a los de una serpiente con ese color dorado.
Esa
estúpida humana se creía que podía jugar con ella, no era de las que mataban
por diversión ,pero podía hacer una excepción.
Shana ,que ya se
había acabado el enorme bocadillo completo ,se dio cuenta de la situación justo
a tiempo. Victoria estaba a punto de lanzarse sobre Anya, todo su cuerpo estaba
preparado para el ataque, y la otra seguía sonriendo. SONRIENDO. Por todos los
infiernos, si podía matarla antes de que le diera tiempo a decir “basta” o
“púdrete en el infierno” . Sí, esas últimas palabras parecían ir más con el
carácter de Anya, pero esa no era la cuestión. Anya era la que pagaba ,y a la
princesa le debía la vida. No era la niñera de nadie pero parecía que esta vez
le había tocado ser la intermediara entre ellas. La mensajera de la paz. Bufó
mentalmente ante esa idea. Quien la había visto y quien la veía.
Se levantó de la
silla y anduvo hacía Victoria , interponiéndose
propósito entra las dos. Sacó el billete y se lo dio. Victoria tardó
bastante en desviar la mirada de la chica rubia que seguía relajadamente
sentada.
-te lo debo- le
dijo Shana con voz tranquila pero implacable
Luego se giró y
fue hasta Anya. Extendió la mano para que le diera otro billete apretando los
dientes con fuerza. No podía ocultar su enfado, eran dos crías.
-has acabado con
mi diversión- se quejó Anya de nuevo seria
-no, he salvado
tu vida-replicó Shana arrebatándole uno de los billetes con tanta velocidad que
Anya apenas vio el movimiento. Compró otro bocadillo igual que el de antes y
salió por la puerta echando humo. Estaba claro que ella no servía para mantener
el orden y la paz. Dio varias vueltas por el aeropuerto fijándose en la gente
de su alrededor. Incluso a tan altas horas de la noche había muchas personas
dispuestas a montar en un avión y salir de Madrid. Unos buscando un nuevo
futuro, unos de vacaciones, otros para visitar a un familiar y algunos por
trabajo, incluso habría gente que quería huir de esta ciudad , ya fuera por el
motivo que fuera. No solía fijarse en
las personas que había a su alrededor, solo lo básico. Para ver si era fácil
robarles la cartera. Nunca se sabía a quien podían encargarte que mataras. Y
cuando tenías un recuerdo previo de ellos se hacía algo más difícil, como si ya
los conocieras, cuando en realidad no era así.
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