-Bueno ¿me vas a
decir ya lo que quiero saber?- inquirió Anya dejando de andar y clavando sus
ojos negros en la otra chica
-sí, supongo que
este es un sitio tan bueno como otro- le contestó mirando la calle en que se
encontraban, no había nadie más- verás tenemos que encontrar a Lázaro Deveroux,
el tiene un mapa de uno de las guaridas de los dragones
Anya cambio el
peso de un pie a otro intentando disimular su nerviosismo.
-se que vive en
una ciudad de Francia llamada Metz
- no está nada
mal- comentó Anya, debía concederle un elogio, había conseguido en una noche
mucho más que ella en varios meses
-por cierto me
llamo Shana, si vamos a trabajar juntas necesitaré saber tu nombre
-Anya
- bien- dijo
Shana con un movimiento de cabeza, uno de sus rizos se interpuso delante de sus
ojos y lo colocó tras su oreja- entonces
es hora de coger un avión, pagas tú
-¿avión?-
exclamó la del cabello rubio-yo no me monto en esos trastos, no los necesito
Shana le lanzó
una mirada especulativa de arriba abajo. La forma en que dijo la última frase
había captado su interés.
-¿tienes alas?
-yo no he dicho
eso- replicó Anya
-tampoco lo has
negado- y sonrió socarronamente-el aeropuerto está a varias horas y conseguir
un avión hacía Francia va a ser difícil
Anya puso los
ojos en blanco.
-yo puedo
encargarme de eso
-no tengo
pasaporte- añadió ,se sentía avergonzada de retrasar el trabajo pero lo ocultó
bajo su desafiante mirada
-yo tampoco
-¿entonces
cómo...?
-he dicho que yo
me encargo ¿cuanto tardaremos en llegar al aeropuerto?- preguntó cambiando de
tema y centrándose en lo que de verdad le interesaba
-andando, varios
horas, muchas –le explicó Shana frunciendo el ceño ante la perspectiva de andar
hasta allí, no sería la primera vez
-cogeremos un
taxi, ahora vamos- ordenó la otra
Se adelantó y
comenzó andar. Anya tubo que detenerse cuando no supo porque camino seguir.
Miró hacía Shana que sonreía con suficiencia alzando una ceja y pasó pos su
lado manteniendo esa sonrisa. Luego giró a la derecha.
Siguieron el
camino en silencio. Solo los ruidos de la ciudad se filtraba por esas calles.
Coches, peleas de bares, mujeres ofreciendo su cuerpo y ruegos de mendigos. Ninguna
de las dos hizo el menor caso a lo que sucedió a su alrededor. Shana
concentrada en el camino y Anya pendiente de su compañera. Así hasta que Anya
sintió una extraña sensación detrás suya. Agudizó el oído intentando captar
algo a sus espaldas y las pisadas de otra persona no le pasaron inadvertidas. Giró la cabeza pero ya
no había nadie. Genial, estaban siendo seguidas.
-hummm, Shana-
la llamó en un murmullo- nos están siguiendo
La otra chica ni
siquiera se giró.
-ya lo
se-contestó entre dientes-cuando giremos en la próxima curva, escóndete, y
hazlo rápido
Anya odiaba que
le dieran ordenes, más ese no era el momento de ponerse a discutirlo. Y en ese territorio la experta
era Shana, tendría que seguir sus consejos. Llegaron a la esquina. Nada más desaparecer
de la vista de su perseguidor Anya dio un saltó y se agarró a una de las
ventanas viejas de ese edifico. Shana se quedó abajo esperando a su adversario.
Se toparía con él en cuento pasara por la curva. Desenvainó una de las espadas
sosteniéndola por encima de la cabeza. Luego miró hacía la ventana a más de
cuatro metros del suelo donde se encontraba Anya. Sus ojos formulaban una
pregunta no dicha ¿cómo diablos había subido hasta allí?
Anya se encogió
de hombros indiferente. La aparición de su perseguidor hizo que se librara de
contestar. Shana lo atacó acorralándolo contra la pared y con la espada en su
cuello. Anya identificó al momento quien era. La misma altura, complexión y
ropa que tenía hacía unas horas, incluso el mismo olor a sangre. Era la chica
que había visto entrar en el bar.Saltó al suelo en el momento que Shana le
quitaba la capucha mostrando el rostro de esa chica. Pelo largo moreno, ojos
dorados y facciones finas. Era delgada, y a pesar de llevar varios centimetros
de tacón Shana le sacaba un palmo. Sus labios esbozaban una sonrisa mordaz
enseñando los colmillos.
-¿una vampira?-
exclamó Shana asqueada, la última vez que se enfrentó a un vampiro casi la
mata. Eran jodidamente difíciles de acabar con ellos. Al final el vampiro se había
cansado de ella y se fue, eso sí, con un cuchillo incrustado en su corazón.
Shana sabía que no moriría por eso, pero le dolería curarse, y mucho.
La mujer morena
la miró escandalizada.
-¿un vampiro?¿
tengo pinta de ser una vampira?-gritó ofendida- soy una Shellam
Anya llegó a su
lado a tiempo para escuchar las últimas palabras. Bufó sin comentar nada.
-¿qué se supone
que es una Shellam?- preguntó Shana sin apartar la espada ni un centímetro de
su cuello
-No puedo creer
que me compares con un vampiro, con esas ratas chupa sangres- parecía estar
totalmente ajena al peligro que corría y a la afilada arma que rozaba su
cuello- para empezar, los vampiros son adictos, y repito adictos a la sangre,
ya sabes como si fuera una droga, nosotros no, podemos vivir sin sangre aunque
no lo hacemos, nos proporciona energía y más poder, a diferencia de los
vampiros- la última palabra la dijo haciendo una mueca- podemos controlarlo perfectamente, no vamos
por ahí abriendo gargantas, los humanos se ofrecen a nosotros y bebemos si
causarle un problema, luego pueden seguir con su vida perfectamente, además,
los vampiros son muy fáciles de matar, un poquito de fuego y puuff
Anya que ya
conocía de sobra la diferencias entre una raza y otra la cortó antes de que
siguiera hablando.
-¿por qué nos
seguías?-su voz sonó fría y mortífera hundiendo su mirada oscura en los ojos de
esa Shellam , esos ojos dorados que brillaban con luz propia en medio de la
noche
-podéis quitarme
esta espada, es molesta- se quejó poniendo la mano sobre el metal e intentando
apartarla.
Eso era lo último que tenía en mente hacer Shana pero la
mirada de Anya le dijo que lo hiciera. Tal vez fue por la forma tan
intimidatoria en la que habló antes, o que ya no parecía una simple humana .Sino
un ser que irradiaba poder y respeto por todos sus poros, el caso es que hizo
lo que le pidió en contra de todo lo que le decían sus instintos y reglas de
supervivencia.
-gracias-
agradeció la Shellam dando varios pasos para separarse de la pared-no era por
nada en especial, es que vi a esta humana peleando en la bar- y señaló a Shana,
luego sonrió con alegría, era una extraña sensación ver a esa chica riendo como
una niña y que tuviera esos ojos
brillando en dorado como si fuera una serpiente- fue divertido, y veréis me e
escapado de mi casa en busca de emociones, parecía que tú podías dármelas
Shana la miró
incrédula.¿ de verdad pensaba que se iba a tragar ese cuento? Y aunque fuera
verdad. ¡¡ella no era ningún mono de feria para entretener al personal!!
A Anya sin
embargo, no le resultaba tan extraño lo que decía la Shellam. Sabía que esa
raza vivía mucho tiempo, se les consideraba inmortales y el aburrimiento se
hacía muy pesado para algunas personas.
-¿pretendías
seguirnos toda la noche solo para ver que pasaba?- preguntó Anya
La Shellam
asintió.
-no me lo puedo
creer-comentó Shana sin entender ese comportamiento-¿y así por cuanto tiempo?
- la verdad es
que no lo había pensado- frunció el ceño contrariada a la vez que se enganchaba
uno de sus mechones negros en su dedo índice -supongo que cuando me cansara de
vosotras- y se encogió de hombros- bueno ahora podemos ir juntas, mi nombre es
Victoria
-NO- negaron
ambas a la vez
Shana no quería
tener a una rara vampira o lo que fuera durmiendo a su lado, y Anya no necesitaba más peso en su equipaje, ya era
suficiente con una , dos ya era de más.
El aire cambió
de dirección y un olor nuevo captó la atención de Victoria. Allí había alguien
más al acecho. Frunció el ceño prestando atención a los sonidos de su alrededor.
El goteo de un tubería rota, pasos de ratas, el claxon de un coche y ahí
estaba. Luego tan solo oyó un clic, suave, a lo lejos, apretando el gatillo de
un arma. La bala cortó el aire y recorrió la distancia hasta las tres chicas,
iba directa a la cabeza de Shana. Victoria actuó atrapando la bala en su mano
derecha cuando estaba a tan solo cinco centímetros de la cara de Shana. Las
otras dos la miraban sin dar crédito a lo que había pasado, no entendían que
había sucedido, pero sí se dieron cuenta de que acababa de salvar la vida de
Shana. Otro clic.
-al suelo- gritó
Victoria y los disparos resonaron por todo doquier
1 comentarios:
Un nuevo personaje en escena, me gusta Victoria, espero que les haga entretenido el viaje.
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